El amor es la respuesta. El amor que sentimos por nuestras marcas preferidas. Ese vínculo emocional que nos une con las personas, esposa, hijos, amigos, colegas, también se establece entre nosotros y las marcas y productos que nos rodean. Y es el responsable de la fidelización y del crecimiento de las mismas. Para estas parece que nunca hay crisis y están ajenas a la evolución del mercado. Sus fieles enamorados siempre están dispuestos a hacerse con el último modelos que estas lanzan, como por ejemplo el caso del Iphone 4S, que hasta la fecha se habían vendido un 28% más que en el 2011.
Pero, ¿Por qué amamos una marca? Generalmente, porque forma parte de nuestra historia, la percibimos como nuestra o porque compartimos su filosofía. Nos sentimos identificados con ella de una manera u otra. Cada uno tendrá su propia razón para elegirlas.
Esta poco tiene que ver con el poder adquisitivo. Obviamente, si amamos a Ferrari y no nos sobran unos cientos de miles de euros… Mi mujer se enamoró de Zara en su época de estudiante y hoy por hoy, sigue siendo una fiel seguidora de la marca, y promotora. Y es que eso tiene el amor.
Este a su vez debe ser reciproco, es decir, las marcas también deben amar a sus clientes y sentir pasión por ellos. Andrea Remotti, General Manager de Kerakoll Ibérica lo expresaba en sus reuniones muy acertadamente: “Si no nos gusta el trabajo que realizan nuestros clientes, ni los respetamos, ¿cómo vamos a conseguir que estos consuman nuestros productos?
Es cierto. Las empresas también deben sentir esa pasión por sus clientes, de tal manera que ellos se conviertan en sus máximos promotores. Frente a una campaña de publicidad y comunicación como esta, poco se puede hacer, ya que son mucho más creíbles las recomendaciones entre amigos y colegas, que toda la mejor publicidad que se pueda realizar. De hecho, hay empresas, como el caso de Mercadona, que no invierten en publicidad. Y, como digo a menudo, nuestros primeros clientes son los internos, (nuestros empleados). ¿Qué pensaríais de un producto del cual los propios empleados de la empresa no lo consumieran o recomendaran?
Las últimas investigaciones sobre neuromárketing y el funcionamiento de nuestra mente en el proceso de compra, avalan lo anteriormente descrito. Según Martin Lindstron, uno de los mayores expertos de marketing del mundo y según la revista TIME, una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2009, son las emociones las que dirigen al consumidor.
Cuando tomamos una decisión, la emoción tiene preponderancia sobre la razón. El 85% son emociones e irracionalidad. Así que si alguna vez pensaste que tomas las decisiones de manera racional y siguiendo todo un procedimiento de valoraciones y ponderaciones, no es exactamente así. Cuando empezamos con este proceso de manera consciente, ya hemos decidido, sin saberlo, y el resto es una justificación del motivo de esa decisión a nivel emocional.
"El idealismo del Amor es el nuevo realismo de la empresa. Forjando Respeto inspirando Amor, la empresa puede cambiar el mundo". Kevin Roberts.
fuente
Es que el amor lo es todo!
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