Cuando una persona te gusta, todo cambia, es decir, no es lo mismo acercarte a alguien que te atrae que a alguien que no te interesa en absoluto. Por una parte, sientes más miedo y más nervios cuando pones el foco de atención en las expectativas que tú mismo te creas. Pero por otro lado, también sientes mucha más motivación, más ilusión, y más ganas por vivir ese momento que cualquier otro. Por tanto, pon el foco de atención en el lado positivo de esta vivencia y te será más fácil superar la timidez. La clave reside en actuar a pesar de los nervios.
En muchas ocasiones, si analizas el contexto, puede que cuentes con un punto de apoyo a la hora de dar el salto en tu acercamiento con el chico o la chica que te gusta. Puede que tengáis algún conocido en común que pueda actuar como nexo de unión. O también, depende del contexto en el que has conocido a la otra persona no es necesario que te precipites. Así sucede cuando sabes que vas a verle de forma continua si es tu compañero de universidad.
Pero en cambio, puede haber momentos en los que te encuentres con una persona que te resulta interesante pero a la que puede que ya no vuelvas a ver más. Está bien superar las barreras personales porque eso te ayuda a crecer. Por tanto, si te animas puedes escribir en un papel tu nombre y tu teléfono para dárselo directamente a la otra persona en caso de que no te atrevas a pedirle sus datos. En ese caso, dejas en sus manos que sea el otro quien tome la iniciativa.
Para una primera toma de contacto, puedes buscar cualquier excusa para hablarle. Si por ejemplo, le has conocido en una conferencia, puedes hablarle sobre el tema del que ha ido la charla para conocer sus impresiones. Sé tú mismo. No intentes hablar todo el rato de ti porque la otra persona también quiere que le escuchen.
fuente/sonpareja
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