Por fin, un juez federal de Chicago, ha puesto algo de cordura en su corte. El viernes por la tarde el juez R. Posner decidió desestimar la demanda que tenían Apple y la división móvil de Motorola por la supuesta violación de sus patentes y daños causados por esta agresión.
En su alegato, el juez ha argumentado que ninguna de las partes pudo probar los daños que la otra parte le habría causado, es decir, ni Apple ni Motorola pudieron probar las injurias que el otro le habría causado. Y añade que ninguna de las dos partes puede reabrir el caso para intentar probarlas por segunda vez, y con razón, realmente sería ridículo poder abrir de nuevo la demanda si es por no poder demostrar los daños; sin embargo, las dos partes pueden apelar la decisión del juez.
Afortunadamente la decisión del juez llega como un parón de pies a Apple, que si bien puede tener algo de razón en otros casos como el de Samsung (y así lo ha hecho patente la justicia), debe entender que la forma de eliminar a la competencia no debe ser atacar siempre con las patentes, que es sólo una forma de gastar dinero y enfrascarse en batallas que no llevan a ningún lado ni benefician para nada al usuario final de los productos de cualquiera de las partes implicadas. Lo mismo se puede aplicar a Motorola, quien empezó con la guerra allá por la primavera de 2010.
La historia del pleito ha sido casi vergonzosa en mi opinión, donde Motorola empezó, Apple contraatacó y así sucesivamente. Ahora bien, las compañías siguen la pelea en los tribunales europeos.
fuente
En su alegato, el juez ha argumentado que ninguna de las partes pudo probar los daños que la otra parte le habría causado, es decir, ni Apple ni Motorola pudieron probar las injurias que el otro le habría causado. Y añade que ninguna de las dos partes puede reabrir el caso para intentar probarlas por segunda vez, y con razón, realmente sería ridículo poder abrir de nuevo la demanda si es por no poder demostrar los daños; sin embargo, las dos partes pueden apelar la decisión del juez.
Afortunadamente la decisión del juez llega como un parón de pies a Apple, que si bien puede tener algo de razón en otros casos como el de Samsung (y así lo ha hecho patente la justicia), debe entender que la forma de eliminar a la competencia no debe ser atacar siempre con las patentes, que es sólo una forma de gastar dinero y enfrascarse en batallas que no llevan a ningún lado ni benefician para nada al usuario final de los productos de cualquiera de las partes implicadas. Lo mismo se puede aplicar a Motorola, quien empezó con la guerra allá por la primavera de 2010.
La historia del pleito ha sido casi vergonzosa en mi opinión, donde Motorola empezó, Apple contraatacó y así sucesivamente. Ahora bien, las compañías siguen la pelea en los tribunales europeos.
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